Circos sin animales


Muchos circos utilizan animales salvajes en cautividad para sus actuaciones, tales como osos, elefantes, tigres, monos o leones. El comportamiento de estos animales en cautividad está lleno de características anormales como idas y venidas, automutilaciones, golpearse la cabeza, balanceos, o morder los barrotes de las jaulas.
Cuando no hay representación los animales del circo pasan la mayor parte de su vida atados o encerrados en jaulas, en las que apenas tienen movimientos y en las que han de comer y hacer sus necesidades, además de viajar en camiones por todo el país, con condiciones climatológicas en muchos casos adversas a sus características fisiológicas. La forma de estancia y confinamiento de los animales en los circos es totalmente opuesto a lo que necesita el animal, lo que constituye en sí un maltrato desde un punto de vista fisiológico y etológico.
 Si bien el niño se siente atraído por poder observar en vivo a estos animales, el adulto ha de ser consciente del sufrimiento que estos espectáculos implican. Al tiempo que se está dando al niño una educación contraria al respeto y disfrute de poder observar a los animales en libertad y no a explotarles y observar comportamientos antinaturales.

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